RECOVECOS DE UNA MERETRIZ
Dedicada a las damas de la noche, a las casas de citas, a ese meneo incesante, que nunca ha sido más descarriado que la religión o la política.
lunes, 21 de junio de 2021
RECOVECOS DE UNA MERETRIZ - POEMARIO
1
Por mis medidas y lindeza, cobro caro.
Mi bajo vientre es un taxímetro embalado.
Explotaré la temporada de mi perecedero tráfago
y me pensionaré con mis ahorros y activos.
Soy la predilecta de empresarios y pudientes,
y de religiosos que aterrizan en mí, caracterizados.
En algunas rifas refinadas soy el premio gordo.
Soy una diosa vigente de ese fuego que achicharra.
2
Hoy es mi cópula inaugural con un incontinente del circuito.
No sé lo que me depara esta especialidad.
Soy curvilínea, moldeable y elástica,
y con mi fulminante popularidad
edificaría con distinciones mi destino.
Debuto como una pécora del movedizo trasnoche.
Es un empleo con emociones fuertes y clarinazos.
Colocaré mi pellejo en la interacción con los querubines
y no terminaría siendo una despreciada presa.
Mis tacones anotan su propia ráfaga de porrazos.
3
La nueva colega es una muchacha inmigrante.
Me agoto de tanto verla correr y ocuparse.
No se sulfura ni con los malos tratos,
de día o de noche le da igual.
En lo que a rendimiento o esquilmo se refiere,
es la más condecorada en la sala de clases.
Los economistas cranean usarla de arquetipo.
La laboriosidad sería el pasadero al efecto rebalse.
4
Me inicié en las batidas de la concupiscencia
con una flaca empalagosa, puntillosa y anónima.
Cronometraba los minutos como entrenador de fondistas
y me recalcaba que el intercambio sin tapujos
es un vitamínico que a todo moribundo reanima.
La meliflua boite dispone de un público cautivo,
la misión es tallar una sonrisa en los consumidores,
hermanar a los que aprecian la buena compañía.
Nadie se va lúgubre de esta hamaca paradisíaca
y los desalentados se adhieren al jolgorio de los trovadores.
Cuando desmenuzo la danza ensalzo la femineidad,
el vestido arrebatador, los peinados y esa concentración.
Montadas en el tablado son unas malabaristas cachondas
y esta provincia metamorfosea su color y talante.
Los embelesados con ellas forman la cofradía de Venus.
5
Los detectives ingresaron tras un suceso ilícito,
semidesnuda les señalé el domicilio del parlamento.
En este sitio sólo hay afecto, relajo y risotadas.
Somos el chivo expiatorio, en todo momento.
Nuestros pecados son transparentes como el cristal
y la hipocresía de la comunidad no nos contamina.
Saben lo que forjamos y lo que no hacemos.
La ley de transparencia y probidad germinó aquí.
El pudrimiento que usted indaga florece en otra esquina.
6
Traía recomendaciones de su trajín anterior:
puntual, observante y eficiente en sus quehaceres.
Bagaje y pericia en las liosas relaciones públicas.
Con un parroquiano satisfecho cumplimos nuestros deberes.
Ha contagiado a muchos con las lides de la lujuria,
el kamasutra es un breviario que no le falla.
Los enamoradizos siempre vienen por un nuevo idilio.
No elude los desafíos ásperos y no lloriquea con la notoriedad.
Es una funcionaria ejemplar en la suite comburente,
su conducta es la pauta para aprendices y avezadas.
Interpreta como una decana los gajes del oficio.
Es trágico cuando una fulana así es exonerada.
7
Beato, no me apuntes con el dedo,
que soy la madre de una apuesta hija.
Lanza tu piedra si eres un alma inmaculada,
por la privación férrea no percibí la puerta de salida.
Si con audacia avanzo un metro hacia adelante,
termino adherida a la baldosa de la cual partí.
Mi firmamento es un círculo diminuto y maloliente.
No se divisa una claraboya por la cual huir.
8
Entre el ramillete sobre la moqueta
opté por la más guapa y apetecida.
Me puse en la fila de los libidinosos,
nos ordenaba una campanilla que se lucía.
Mi ansiado turno compareció.
El amorío fue con cierta prisa.
La luminaria gerenciaba su apogeo con un ábaco.
Ya no advierto ni su brisa.
9
Un hombre borracho entró a nuestra casona
y dedujo que todo era un concurso de belleza.
No se aburría de lanzar poemas y alabanzas.
No entendía por que no veía una cámara de televisión.
A más de una tituló de condesa.
Caminaban una detrás de la otra,
ningún animador les realizaba preguntas.
No se pronunciaban nombres ni orígenes
y la escalera felpada la subían de a dos.
Los presentes participaban con cotizaciones y consultas.
10
A pesar de los inconvenientes o la temperatura,
ella se para en su esquina con gallardía.
Ni el frío ni las adversidades la amilanan.
Ella se desempeña en su cargo con hidalguía.
Sus partidarios confían en su severo proceder,
perfumados, se acercan afectuosamente a ella.
No abandona su puesto jamás: no hay suplentes o bisoñas.
Atiende a su cartera de fans como la más constante plebeya.
11
De tanto provocarle conseguí darle un macizo beso en la boca.
El furúnculo en mi labio parece un moscardón.
Estaba borrachín y ardiente, que el virus no me envíe a la posta.
Me previno con la amabilidad de una princesa,
fui tozudo y quebranté su reglamento.
En las calles me confunden con la malaria
y ni los policías me apresan, por susto.
El infortunio lo generó ese desorbitado contacto.
12
En esta aporreada acrópolis hay demasiados prostíbulos.
La competencia es feroz, inhumana,
y nuestra rentabilidad, raquítica.
Los apareamientos no se frenan en ningún momento
y las rebajas y la sordidez me hartan.
Redecoramos el salón y las colchonetas,
las luces serán de neón y llenas de encantamiento.
Hacemos piruetas grupales hollywoodenses
y los clientes dadivosos escasean como los zafiros.
Que alguien tonifique la demanda y el apetito.
Por comer cada día me damnifico, y me descuero.
13
Él me persigue belicosamente
dentro de la habitación y por las terrazas.
Con la lengua afuera y algo dislocada,
simulo ser su fugitiva, corriendo también como una demente
por los pasillos y escaleras del burdel, con short y zapatillas.
Él pretende secuestrarme y violarme,
la interpretación mensual de mi rol es una maravilla.
Se va extenuado a su mustio departamento
como un James Bond del romanticismo deportivo.
Me recobro del golpe en una rodilla.
14
Yo ostento mi clásica performance
y me gano un aplauso o un estipendio extra.
Las mozalbetes vienen más osadas y desinhibidas,
mi esquema muy pronto trotará a la letrina.
Los machos de hoy son más exigentes que los de antaño,
no se conforman con cualquier puesta en escena.
Se antojan en viajar en un cometa movedizo y gustativo.
La creatividad en el vaivén sería una garantía.
15
La macroeconomía se vino abajo
y le vendí mi cintura al palpamiento tarifado.
Bajaba el producto interno bruto,
se multiplicaba la agitación de mis caderas.
Subía la cesantía, subía mi transpiración.
Soy una devota de San Judas Tadeo
y cuando era joven me desmarcaba del estudio
prefiriendo en las veladas parrandear
y regocijarme con mis grandes amigos y adeptos.
No me capacité en el instituto vespertino,
como me lo rogaba mi madre con sollozos.
En este intervalo la economía nacional va excelente
y yo ya no sé cual es mi rumbo, mi dilema.
16
Con mi trasero con el tamaño de un zapallo
cautivo cierta curiosidad masculina.
Soy una figura en este espectáculo.
Algunos ojos se prenden solos,
por ser yo la esperanza de una gran fantasía,
de un ensueño voluptuoso y húmedo.
Mi culo es tan popular y ovacionado
que no preciso de propaganda radial.
Es un imán, mi noble sustento.
17
Le presentó un estrafalario número,
el distinguido ruega por otro más.
A la gimnasta se le termina el repertorio.
Las cabriolas y las costaladas la liquidarán.
Satisfacer esta infinita sed de ardor
pulveriza la siquis de cualquier cortesana.
Y si el caballero posee un tufo de sicópata,
no hay cuero que aguante tanta jarana.
Cambia el vestido, el peinado, el antifaz y las pestañas,
y es como si absolutamente nada ocurriera.
Mil artificios le han adherido a su ombligo.
Amanece desacoplada con tanto break dance.
18
Con la vibración de ternura
espera la siguiente oscilación con arrebato,
y así sucesivamente hasta la postrimera gota.
Ella lo bate todo por ellos.
Él permanece hipnotizado,
encantado con el zamarreo femenil, con el gaudeamus.
Lamentablemente valora con modestia
la exhibición de una mujer que le prodigó su epidermis.
19
El anciano juntó las monedas y más y toda la voluntad de la que disponía. El entusiasmo se airó con él, la damisela se enfrentaba a un reto arduo y el valimiento de la mancebía apostó sus ases. Nadie está obligado a lo imposible, lo obrado en la emperifollada cancha fue un fiasco. La devolución del dinero confrontó los principios del jefe. La dependencia reorganizaba su ordenanza. Se avino ante un notario público una segunda cita, con más floreos, portaligas y plumas, sin cargos adicionales para el decaído adulto mayor. El directorio tampoco descarta de plano una sicalíptica cuarta cita reparatoria, o lo que el honor exija.
20
Nuestra pasarela no es ortodoxa,
el desfile pretende ser un abanico,
los tragos abrirán el afán,
ninguno implora o canta romanzas,
los masajes son una terapia certera,
los matices dependen de lo invertido,
hay mecanismos que incrementan la calentura,
el lápiz labial y el frontis son manjares,
te aconsejarán con lisonjas que regreses,
el divertimento es uno y milenario.
21
Mi cuerpo acalambrado no es el de ayer, el rodaje me afecta.
El meneo incesante me pone esponjosa,
el carnaval de pasión nos infecta.
Ni ebria digo no, por ahí va el morrocotudo problema.
De tanto estremecer la litera,
algunas piezas se me sueltan o cambian de ubicación.
22
Cuando expira la fatigosa jornada
el humo y algo más se quedan adentro,
los duendes no se pensionan,
los envases vacíos no guardan silencio,
las sábanas no me soportan,
un nuevo día no comienza,
la coctelera me baja del trono,
no sólo las luces se apagan,
la magia del linóleo se desmaquilla,
el tic tac es un martilleo en la sien,
el mutismo rompe toda bulla y esquicios,
los serafines me remolcan.
23
Me he prostituido,
me avergüenzo de mis rasguños.
Renunciaré a mi escaño parlamentario.
Me he prostituido,
encubrí la pedofilia y otros crímenes.
Renunciaré al obispado.
Me he prostituido,
soy una dama que no ha sido interpelada.
Los bohemios me confirman en el puesto.
24
Con cada coito la caja registradora emite su sonido,
la economía interna crece,
el género de la vitrina late,
un ser humano se alivia y silba,
les doy ánimo a mis colegas,
dos poncheras suben al movedizo segundo piso,
se encienden fuegos artificiales,
las plumas se aderezan,
un colchón infla el pecho,
el maestro de ceremonias se frota las manos,
la pista de cumbias se pone más sexy,
los faroles interpretan a Lucho Gatica,
la orquesta del disco toca más rápido.
Con cada intimidad, un cometa más nace en el cielo.
25
Bebe cognac, baila y canta, es un gran consumidor.
Le paga una copa a cualquiera, es el regalón de la propietaria.
Es un desdoblamiento de alborozos y champagnes,
un prócer con las propinas.
Es el alma máter de la jarana.
Con el alba es sombrío y mortuorio: es él.
26
Ningún hombre se pone serio conmigo,
en cada aurora me quedo sola.
Vuelan a otros nidos, cazarán otras palomas.
Ese hombre es entero mío por una hora,
le doy ósculos imborrables: soy su plato fuerte de cada mes.
Con media botella de vodka adentro se me acerca con chocherías.
27
En cada colisión pongo todo de mí, el apabullado catre es testigo.
Mis seguidores no se van a otras colchas
y me promocionan con otros,
que apetecen una aventura sobresaliente.
Valgo lo que doy.
En cada cita soy una Julieta
que despilfarra melosidad y vehemencia.
Soy un film de afecto, sin fingimientos,
ya que cada Romeo intuye lo que siento.
En cada choque pongo todo de mí
y los hidalgos siempre me abandonan radiantes.
28
El sábado es nuestro apoteósico aniversario,
tiraremos la mansión por la ventana.
El champagne correrá como riachuelo,
las doncellas con sus minifaldas de gala
danzarán sobre las mesas
con sus ofertas en el pecho con premios de fomento
y una atención de lujo.
Con cuarenta años de presencia en el barrio
nos hemos ganado nuestro espacio en la sociedad.
Algunas autoridades nos congratulan con mesura,
fans nos envían regalos, tarjetas y galardones.
La torta es el símbolo de las más sabrosas ternezas.
Con fotografías nostálgicas rememoraremos glorias pasadas.
29
Afuera no lo manosean,
no lo miman.
Las hembras desertan de él,
con singular prontitud.
Es un repelente con dos pies,
con aspecto de antisocial.
Nadie lo entiende,
nadie lo atiende,
excepto yo.
30
Ayer fui una sicóloga de pregrado
con los senos al aire y las botas puestas.
Me solicitaba consejos en diversas áreas,
una cosmovisión y analgésicos emotivos.
Sollozaba como crío olvidado en el mall
y observaba mis pezones sin claudicar,
esperando de mí una respuesta noqueadora.
Yo improvisé enfocándome bien,
con lo que se me viniera a la sesera.
También lucho con intrepidez por esa meta
de que cada parroquiano vuelva a nuestro sonado local.
Mis orientaciones y charlas son una variante más
del mismo y sempiterno producto.
En ningún momento usé un manual.
31
Tontamente, una de las chicas se embarazó. Sus valores individuales no consienten un aborto. Con una prueba de adn a ciento diez postulantes tropezaría con ese bienaventurado adjudicatario, que probablemente se desmayará en el acto. Es como hallar una aguja en un pajar. Proseguirá con su cometido por respeto a un bebé que no consignará el apellido paternal en su carné. La reputación de la casa de citas se malogra y una querella rabiosa al laboratorio de anticonceptivos es inconducente, dado el caótico contexto. Elaborar una política de reclutamiento de personal con los perfiles adecuados es una tarea de expertos. Algunas señoritas nocturnas no actúan con el compromiso que la misión institucional y las faenas requieren.
32
Cuando bebe una copa, se ríe;
cuando le cierran un ojo, se ríe;
cuando da pasos de chachachá, se ríe;
cuando humea y cotorrea, se ríe;
cuando la saludan, se ríe;
cuando ha bebido cuatro vasos, también se ríe;
cuando la halagan, se ríe;
cuando sirve a las mesas, se ríe;
cuando se saca las medias, se ríe;
con las chocarrerías fomes, se ríe;
con las coreografías de los barítonos casados, se ríe;
con las fanfarronerías de los bisoños, se ríe;
con la tensión erótica de los machos, se ríe.
La risa robustece la salud mental, distiende.
33
Vengo con fe de lejos a conquistar la gran selva de cemento,
de una manera no convencional.
No pronuncio bien el idioma ni las señas
y me es abordable el breve léxico de los pretendientes.
El peregrino me identifica en un tris, sin propaganda o carteles.
Pensándolo bien, el parlamento está demás.
Con un guion escueto, el cuentagotas avanzará.
Mi pelo teñido y foráneo llama la atención
de aquel varón que se dilapida por una novedad.
Las colegas me ilustran con trucos locales.
Con la taxidermia quedé fenomenal.
34
Quince años de edad,
una familia desintegrada,
estómagos huecos,
una escolaridad cercenada.
Es la candidata óptima.
El hacinamiento como chalet,
no es honrada por los gusanos,
una paria por ser una pelagatos,
el abuso reiterado como catecismo.
Es la candidata óptima.
Denostada síquicamente,
todas las desventajas de su lado,
separada de su auténtico nombre,
una frustración supera a la otra.
Es la candidata óptima.
35
Nadie preguntó por su cadáver, su apellido exacto es un enigma.
Su tumba la cubren los arbustos, su simpatía voló a otro callejón.
Expiró por un cuchillazo en el abdomen,
por unos centavos que todavía no cobraba.
Su ingreso diario era un monomotor en picada,
la sustituta emergió de la nada.
36
El lupanar es un autorretrato del mundo en sí, de nosotros.
Cada perversión y delito es un putaísmo.
Ensalzando la casa de citas con trompetas
nuestra podredumbre casi no se divisa.
Los pecados de la mancebía son cristalinos.
Ella es una sincera servidora pública
y nunca se le ha galardonado como tal.
Mentir es prostituirse. Ella no miente.
Unos cuantos proxenetas son los amos del país,
y por la gula no te prestan ni una tetilla.
No poseen sinceridad ni apego en el auxilio al prójimo.
37
Aquí sobresalen las pieles y el sentimiento,
las exitosas funciones son a tablero vuelto.
El importe es asequible, una ganga,
al discurrir la calidad del producto nuestro.
Si aspiras a fantasías locas, latigazos o vampiresas,
obviamente la ducha prestación eleva su cuantía.
Usted vale lo que pagará desde su corazón.
La pasión genuina de una hembra es pura plusvalía.
38
El obispo conversó con ella y le propuso un sacramento.
El diputado dialogó con ella y le hizo más de un anuncio.
La meretriz se apenó por los dos.
El prelado practica un inclemente secretismo,
la dama de la noche no, nunca.
El parlamentario no es un libro abierto, la dama de la noche sí.
La cortesana se avergüenza de los dos.
39
Las señoritas se sonríen.
Solfean o danzan o fuman o beben o adulan,
o solfean y danzan y fuman y beben y piropean.
Aman las noches, con honda dedicación.
No se cansan de suministrarle cariño al necesitado.
Te reciben con las manos abiertas y un brindis.
Son muy comprensivas y nunca reprochan al otro.
Máximo ejemplo de tolerancia, nunca se niegan.
Su ternura al prójimo es a ojos cerrados
y sin lágrimas o desconsuelos en el adiós.
Amiga, tú eres la más nítida y fidedigna,
y tu proceder es el culmen de la blancura.
Tu cintura rutilante es accesible y sarmentosa.
Nadie ha besado más que tú en esta comarca.
40
La mariposa de enaguas chic,
conjeturó por un inextinguible minuto que el ósculo de su admirador
en las pecas era genuino, que sus palabras de amor eran de adhesión.
Él jamás se le ha arrimado con la intención de estacionarse un bimestre,
ni por un saleroso segundo, que dura menos que ese instante mismo.
El rondador la muerde suavemente, la hiere y se va, retozando,
con embustes que agujerean a cualquier palomilla, sin importar su calibre.
41
Me cambió por otra y yo no le puse mala cara,
es más, le aplaudí su denodada acción,
su lasciva curiosidad y entusiasmo, alentado por la madama.
No soy celosa, se aprende a compartir.
El varón en cada flor ve alguna hermosura,
el jardín persuade su atención.
Se ofrece como una dedicatoria a Afrodita,
a cada una le manifestará su ardentía.
Las cortejará a todas. Es su vocación.
42
Imponiéndose consiguió el empleo,
la entrevista fue breve y no muy protocolar.
Era la oportunidad de que otros gerenciaran
su bodega de sorpresas carnales, su capital.
Era diligente en la entrada a la obra,
era venerada por su juventud y buena fama.
Nunca se le presentó una queja,
todos salían amainados de su cama.
Se acicala adecuadamente en el camarín,
si se ve descuidada no venderá.
A media luz las miradas son más novelescas,
si el caballero se mueve descoordinadamente nada sucederá.
Bebía con vehemencia en nombre de la alegría,
no le complacía presentar licencia médica.
Con dos tragos le cuesta mantenerse en pie,
pensar en el porvenir la pone cadavérica.
43
Soy la coraza de las chiquillas,
cobro una comisión o gasto administrativo.
Muy bien peinado, zapatos de gánster,
soy un agente de la seguridad interior.
Las bagasas atienden a sus clientes sin sobresaltos
y en un ambiente confortable.
Les exijo que mojen la camiseta.
El ajetreo va de maravilla cuando descansar es imposible.
44
Con treinta años de servicio activo
tramitaré de pie y con decoro mi jubilación.
Participé con arrojo en incontables bregas,
la hora de la despedida me atavía con vítores,
las nuevas generaciones van tras su oportunidad.
Innumerables disfrutaron de mis aptitudes y candor,
las almohadas se conduelen con este homenaje,
un vacío ciclópeo se apodera de la lírica,
mis glúteos se doctoraron complaciendo a los feligreses,
cada ave de paso sensible brindará por la que se va.
Mis camaradas me proporcionaron un banquete,
los discursos y los elogios lúcidos me constriñeron.
Con pañuelos blancos se apaga mi brillo artístico,
me obsequian una bendición unánime para mi nueva vida.
No rodaré más por los acueductos de las caricias.
45
¿Por qué hay algo que no muere en mí?
¿por qué a veces me sonrojo?
El retrato de mi hija me reprueba
y mi ser se aleja cada vez más, de mí.
Hay dos mujeres dentro de mí,
una de ellas lucha por sobrevivir.
Soy una pérfida debajo de la osa mayor.
En el amanecer parezco escoba vieja.
46
Masticando goma de mascar
se apoderó de una esquina.
Por su falda corta
algunos automóviles se detienen con sigilo.
Por unos pocos minutos
sus tacones ya no se ven.
Vuelve al ruedo
repasando el mismo chicle.
47
La luna registra el inicio de sus labores.
Los consumidores no te permiten poner el honor frente al foco
y los vicios y el hastío y la escalera crujiente
son el brebaje afrodisíaco, el impelente.
La prestación profesional no requiere de acólitos
y la canción del disco compacto es fútil.
La coqueta luz atonta
y la humareda es el marco regulatorio de los coitos en hilera.
El culo lo alquila por intervalos cronometrados
por el número de monedas de alta denominación
y los testículos vaciados son el punto álgido
de la fanfarria rapada, del entruejo derretido.
Todos adivinan el apelativo de tu subsiguiente andén.
Oficio con devaneos peligrosos y demoledores.
Te zampas desventuras con un tragavino
y no escarbas en la biografía del próximo prepucio.
Los sentimientos se quedan en la manilla de la puerta
y tus cavilaciones no rechazan totalmente la pudicia.
El crepúsculo es ambrosía y castigo,
el corazón y tus perniles se han motorizado
y la deferencia sólo proviene de tu felino ingrato.
Magullada y achacosa por el baqueteo.
Tu sonora carcajada automática entristece a Dios.
48
Conmigo presumo de ser una dama
y me comporto como una pindonga.
El precio es de combate y no poseo un visado de sanidad,
y méritos no me faltarían.
Se presentan de a uno, con magnanimidad.
Yo le añado ladrillos a mi figuración.
Entre la elación y el desencanto prodigioso ininterrumpido
ya es una legión la que vibró en mi lecho.
49
Intimé esa noche por pasión, no logro despegarme de ella.
Me postro a sus pies solo, sin presiones.
Me atrapó la red de su oficio,
el estremecimiento tridimensional, sus hechizos.
Lo mío era una diablura y aquí estoy,
suplicándole por una hora
como si fuera una dentista de la elite.
50
Si el trasero es de renta fija o variable
dependerá del perfil de la administradora,
de la relevancia que le dé a los beneficios
en su gestión, a la explotación del bien.
La depreciación en el ciclo de vida del producto
es un elemento a considerar en la decisión final.
FIN de “Recovecos de una meretriz”.
ANTOLOGÍA DE POEMARIOS
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De la antología “Las sotanas de Satán”.
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JAIME FARIÑA MORALES
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